Temores atávicos de tradición oral con escasa base científica
por adastra
Ten cuidado y no te vayas a cortar con ese cristal, porque podría entrar en tu sangre y recorrer las venas hasta tu corazón, y una vez allí, te dará un infarto.
No comas tanto azúcar, o criarás lombrices y te saldrán por el culo.
Procura no caerte en la escalera mecánica o, cuando llegues al final, te atrapará y te destrozará.
No te metas en el agua hasta que no hayan pasado al menos tres horas después de comer, o te dará un corte de digestión.
¿Reconocen un patrón?
Podría estar recitando axiomas como esos durante un rato. Y es probable que ustedes hayan escuchado alguno de esos, o incluso todos (como es mi caso) en su tierna infancia (si es que tuvieron de eso; me consta que algunos de mis lectores pasaron directamente de larva a adulto sin pasar por ninfa).
Verán, soy una persona profundamente escéptica. Llevo tatuado en mi escroto derecho la máxima de Hume sobre afirmaciones extraordinarias y pruebas extraordinarias. Así que ya se imaginarán el dolor de huevos cabeza que suponía para mis pobres y esforzados padres, que intentaban meter un poco de sabiduría tradicional en el cerebro de su primogénito sin resultado alguno.
Así salí.
Y es que la sabiduría popular me toca mucho los cojones. Pero no me malinterpreten. Sé que muchas afirmaciones de sabiduría popular tienen fundamento científico, con mayor o menor precisión. Por ejemplo, lo de no meterte en el agua no tenía en cuenta que te metieras en aguas tropicales tan cálidas que la probabilidad de choque térmico que te dejara tieso haciendo la digestión era prácticamente nula. Pero eh, el fundamento no era malo.
Pero no me negarán que el que inventó lo del trozo de cristal subiendo por tus arterias hasta el corazón es un ejercicio notable de fabulación de barra de bar en happy hour continuo. Así que, cuando alguien me dice algo basándose en «es que lo sabe todo el mundo», lo pongo en cuarentena de forma automática. Y es que, con casi 38 años, la verdad es que me importa una mierda que me traten de descreído. Ya uno tiene una edad (y ha pasado por ciertas cosas) como para que determinadas críticas le resbalen.
Lo peor es que yo, como padre, le dije a Claudia lo de las lombrices… Hasta que me di cuenta de que estaba siguiendo una programación implantada en mí desde pequeño. Para que luego hablen de la ausencia de condicionamiento.
Sírvanse exorcizar sus traumas en los comentarios.
Las lombrices las he jiñado pero no recuerdo que fuera por comer azúcar. Creo que me las pegaron en Valsendero, los hijos de la vecina. O eso, o me infecté por solidaridad.
Lo de la digestión en mi familia sólo eran 120 minutos o dos horillas que se pasaban eternas. De cuando en cuando a alguien le daba un corte de digestión en la playa de las Canteras y mi madre me restregaba que le había sucedido por no esperar las dos horas.
A mí también me dio lo de las lombrices de pequeño, creo… Y ahora que lo pienso, en realidad no sé qué tipo de bicho es ese. Tendré que buscarlo 😛
Yo creo que las pillé después de ver al hijo de Feluca caminando por Valsendero todo el día con una lata de galletas danesa y dentro llevaba una mierda fresca llena de lombrices que cuidaba por ser sus mascotas.
Pues la solución tradicional de las lombrices es la leche. Una cuchara gorda con , azúcar en la puntita, aceite en media cuchara y limón en la otra esquina. El azucar las atrae, el aceite las atrapa y el limón las mata. Explicación verídica!!!
WTF!
Pues la solución tradicional de las lombrices es la leche. Una cuchara gorda con , azúcar en la puntita, aceite en media cuchara y limón en la otra esquina. El azucar las atrae, el aceite las atrapa y el limón las mata. Explicación verídica!!!
Por no hablar del mítico camarero de discoteca que te echa droga en la bebida cuando no estas mirando tu vaso. El camarero mas gilipollas del mundo, porque se dejará el sueldo en droga para después echársela a los clientes furtivamente en sus bebidas.
O el asegurarse la muerte si bebes algo fresco después de hacer ejercicio. Mi madre incluso esgrimía datos históricos para aseverar tal información. http://es.wikipedia.org/wiki/Felipe_I_de_Castilla
LOL
¿Felipe I? A mí me lo contaron con no-sé-quién de la nobleza británica. Claro que quien me lo contó me dijo que un amigo del curro tenía ganas de invadir Polonia cada vez que escuchaba no-sé-qué sinfonía de Beethoven.
Por cierto, lo del camarero me recuerda una historia que contaban en mis años mozos… Se decía que si ibas a la fiesta de Maspalomas, a los chiringuitos, tenías que tener cuidado porque una panda de facinerosos acostumbraba a lanzar botellas de cristal al aire, y el que le caía encima le daban una paliza.
Eso de la botella también lo escuché yo. Pero la zona del sur no era mi hábitat de juerga nocturna.
Hombre lombrices hay de muchos tipos, creo que la más chunga es la tenia o solitaria. (usada hace un tiempo por una cadena de herbolarios para hacer dieta milagro). Imagino que el azúcar o que hace es alimentarlas y facilitar la extensión de la infección.
Lo de la digestión y lo de las bebidas frías es como todo, en casos excepcionales te pude pasar, y basta con que el río suene para que las madres protejan a su prole de ahogamiento, aunque el agua solo llegue a los tobillos.
Sí, supongo que lo de las tenias es una buena explicación 😛
Y totalmente de acuerdo en tu última apreciación.
Lo de la botella y las paliza yo también lo oí un par de veces, más asociado a la banda de los Coyotes, que estuvieron unos años dando caña, luego de dejó de oír hablar de ellos. No se si por acoso policial, o porque una vez se les ocurrió la feliz idea de ir a una verbena en algún pueblo y pegarle a un chaval del pueblo, crazo error, ya que todo el pueblo los puso a caldo a ellos además de coger sus motos y lanzarlas por el barranco, no se si la historia es del todo cierta, pero suena bien.
Variantes de la misma historia he oído yo también 😛